La generacion Rafinha
Ante todo, este es mi primer articulo que escribo mas allá de mis ojos, con lo que espero sea del agrado de la mayoría.
Había un Celta que en la temporada 96/97 fichaba a un campeón del mundo titular con la selección brasileña, Mazinho, a partir de entonces, el club creció de manera abismal en el plano deportivo y económico de la época, contando con jugadores de la talla de Mostovoi, Karpin, Revivo, Gustavo Lopez... la mejor plantilla de la historia del equipo olivico hasta su descenso de categoría en el año 2004. En esa época, la afición vivía frotándose los ojos con la talla de jugadores que pisaban balaidos cada quince días y hacían vibrar a una afición entregada al juego vistoso y muy reconocido en el mundo del fútbol, detalle que le hizo ser mejor equipo del mundo gracias al coeficiente UEFA.
En aquellos años, el capitán Mazinho, comandaba una nave futbolistica de quilates, de lo mejor de Europa, mientras sus hijos miraban asombrados junto a todo el mundo la capacidad de liderazgo que mostraba en un club que dejaba huella allá donde iba. Uno de sus hijos, Rafinha Alcántara, con tan solo 4 años soñaba con hacer las diabluras de su padre en el verde de balaidos, pues bien, tendrá su oportunidad, por que el, aunque no sea canterano del celta, soñaba desde pequeño jugar en el campo y equipo que tanto le hizo disfrutar.
La generación Rafinha es ese grupo de chicos que con sus padres iban a ver al Celta europeo, al mejor equipo de la historia, pero al que le faltaba algo, una afición regenerada, joven, jovial y animosa. En esa época a pesar de haber jugado ante equipos como Milán, Juventus, Liverpool, Benfica...etc, no se llenaba el campo, no se apoyaba al equipo en los entrenamientos, no se llevaba al equipo en volandas cuando iban mal dadas, al menos no la mayoría.
La generacion Rafinha, esa que ha ayudado a ascender al equipo junto a los canteranos, esa afición que sin ella se hubiera descendido a segunda en la pasada temporada, ESTA afición, es lo mejor que he visto en Vigo, en mis 25 años como aficionado de mi equipo, nos ha enseñado a muchos a que silbar al equipo cuando juega mal, no se hace, que estar de lado del equipo es mas fácil y bonito que criticar, insultar e intentar agredir a jugadores. Con esta generación, es mas fácil, que un jugador no canterano entregue el alma, la vida, por un escudo que conoce desde hace unos pocos meses.
La generación Rafinha, ha dado y seguirá dando lecciones, allá donde vayan, por que si un día quisieron levantarle una estatua a Mostovoi, a esta afición habría que ponerle una avenida.
Por Luis S.C